Líneas temáticas
Las obras, se podrán apreciar dispuestas de acuerdo a cuatro líneas temáticas identificadas por los curadores:
La narración como herramienta política
Desde los inicios de la República de Chile, estuvo ligada al desarrollo de la prensa que circuló especialmente entre los márgenes, en los arrabales de Santiago y provincias, la sátira política se caracteriza por destacar con humor e ironía opiniones y sucesos que no se manifiestan abiertamente a través de los medios oficiales. El Padre Padilla, El Estandarte Católico y Poncio Pilatos son algunas de las publicaciones en las que aparecen ilustraciones de esta índole. La más célebre editada en Chile es la revista Topaze (1931-1970), su consigna fue: “El barómetro de la política chilena”. Su fundador fue Jorge Délano Frederick, Coke (1895-1980), el dibujante que más ingerencia tuvo en la publicación. Cabe destacar que el talento creativo de Coke no se limitó al periodismo y al dibujo, sino que se extendió también al cine, disciplina en la que merece un gran sitial, pues fue director de Norte y Sur (1934), la primera cinta sonora filmada en Chile, la que forma parte del ciclo audiovisual que se realizará a partir de la muestra. En el marco de esta temática, uno de los documentos de mayor valor que se darán a conocer al público, es la edición Nº 285 de la revista, requisada por orden del Presidente Arturo Alessandri, quien se indignó por la alusión que se hacía a su supuesta falta de valor.
La narración como comedia humana
Bajo esta temática se agrupan los dibujos de personajes que se caracterizan por representar diversos aspectos de nuestra ideosincracia, como Condorito de Pepo, Pepe Antártico de Percy, el Huaso Ramón de Vicar, entre otros, como retratos de distintos tipos sociales que abarcan contextos y épocas determinadas. En este capítulo es destacable la historia de cómo René Ríos Boettiger, Pepo, creó a Condorito luego de ver dos películas realizadas por Walt Disney -Saludos Amigos y Los tres Caballeros, ambas de 1943-, donde se representaban con diferentes personajes de caricatura a los países latinoamericanos. Para Chile, Disney creó Pedrito, un pequeño avión que cruzaba con dificultad la Cordillera de los Andes para entregar la correspondencia en Argentina. La caricatura fue bautizada en honor al presidente de ese entonces, Pedro Aguirre Cerda. Pepo consideró que Pedrito no representaba el alma nacional y a modo de desagravio creó a Condorito. “Pensé en nuestro escudo, pensé en el huemul y el cóndor, pensé que entre las dos figuras tú estabas mucho más cerca de lo que nosotros somos (...) por eso te hice bajar a tí de la cordillera, te calcé ojotas, te puse sombrero de huaso, te hice vivir en el mundo de los humanos”, contaba Pepo. La irrupción de Condorito se produce en los años en que la migración rural chocaba con la nueva realidad urbana, de esta forma, este pájaro aventurero, constituyó la representación gráfica del campesino pícaro, ingenioso y bromista. De allí la vestimenta del primer Condorito: manta de huaso, ojotas y cigarro encendido.
Creado por Coke, Juan Verdejo Larraín, prototipo del roto urbano, pobre, desdentado, pero optimista, de buen humor y gran juicio político; el que posteriormente fue adoptado por Topaze, es otro de los personajes que destacan en esta temática.
La narración es aventura
La aventura vinculada a la infancia es una temática universal, que específicamente, en Chile se desarrolla dentro del surgimiento de grandes editoriales como Zig-Zag que publicó las revistas El Peneca (1908-1960), Simbad (1949-1956) y Okey (1949-1956), en tanto que al alero de la editorial Lord Cochrane -del grupo El Mercurio- aparece la revista Mampato (1968-1978). “Fueron décadas en que los dibujantes y guionistas podían vivir de sus creaciones, porque había una industria editorial fuerte, que comenzó a declinar a partir del año ’73”, explica Angélica Pérez. Personajes centrales en esta temática son Ogú y Mampato de Themo Lobos, y Ponchito de Renato Andrade.
Gran parte de las ilustraciones pertenecientes a esta temática aparecen en publicaciones educativas, marcadas por un espíritu lúdico y fantasioso. Así, destacan los coloridos dibujos de Coré (1913-1950) publicados en El Peneca y Pepo (1911-2000), quien colaboró en El Peneca y dirigió la revista Ronda Infantil. Una mención especial merece la obra de Elena Poirier (1921 - 1998), sucesora de Coré en El Peneca. En 1957 viajó a España y luego se radicó en Italia, donde continuó desarrollando un imaginario compuesto por castillos, duendes, molinos, hadas milagrosas y enanos. En ese país también publicó una gama diversa de desplegables, que los niños podían recortar y armar. Gran cantidad de sus obras originales fueron donadas al Museo Histórico Nacional, el que prestará algunos para la exhibición.
En este temática se puede situar al trabajo de Luis Ruiz Tagle, autor de Mestizo Alejo, personaje que narra la historia de Chile a través de caricaturas muy contemporáneas. Ruiz-Tagle trabajó de la mano con Pepo y Máximo Carvajal, entre otros.
La narración como autonomía
Temática que se desarrolla con posterioridad a 1973, se caracteriza por tener un marcado acento autoral. Uno se sus exponentes es Patricio González, quien posteriormente probará suerte en Europa. Él marcará con su estilo y calidad a varias generaciones de dibujantes, tributo que continúa hasta hoy, constituyéndose en una suerte de ícono para los artistas del comic actual.
A mediados de los ochenta comienzan a emerger, en forma espontánea, publicaciones de bajo tiraje y distribución limitada. Surge así, un movimiento de comic contracultural y contestatario de propuestas heterogéneas. Los realizadores ya no participan de un sistema de aprendizaje común, abandonan la homogeneidad para enfatizar la diferencia y el carácter autoral de sus propuestas. Entre los exponentes de esta generación encontramos a: Ricardo Fuentealba; Juan Carlos Alegría; Claudio Galleguillos, Clamton; Juan Vásquez & Marco Esperidión; Marcelo Parra, Lautaro; Felipe Silva, Felva. A juicio de los curadores uno de los casos más emblemático es el de Clamton (1968-1994). “Estudió dos años arte en la Universidad de Chile y poseía un gran potencial creativo, sus comic son muy introspectivos y denotan dolor y angustia existencial”, explica Angélica Pérez. Al alero de la revista Trauko – que con el título Planetas, Cerebros y Átomos, lanzó un volumen compilatorio en 1990-, publicó comics caracterizados por personajes solitarios en paisajes oníricos, que a través de sus parlamentos recalcan el absurdo de sus vidas.
Hacia fines de los ochenta se incorporan realizadores como Christiano; Christian Gutiérrez; Rodrigo Salinas y José Pedro Peirano, entre otros.