El Bosco creó obras que se por su contenido se adelantaron al menos 400 años, una de estas obras fue el triptico el Jardín de las Delicias", creación notable que tiene cuatro temas desarrollados, en esta oportunidad se mostrará la creación y su interpretación iconográfica.
Cara
interna del postigo izquierdo, que representa la creación de Eva. La habitual
disposición (creación, pecado original, expulsión), se reduce
aquí al hecho esencial, del que trae origen el pecado carnal (en cambio,
para Fraenger [1947] hay una exaltación de la unión sexual a través
de Cristo).
También la iconografía es excepcional en pintura (pero no en
las miniaturas [Tolnay, 1965]); Adán está ya despierto y el Creador
le presenta a Eva: los tipos somáticos muestran una vuelta al realismo
cultivado por
Van Eyck.
La imagen del Creador, representado como Cristo, se relaciona con la
tradición antigua [Combe, 1945 y 1957], olvidada por los del siglo XV
y reanudada por El Bosco, según la cual Dios creó el mundo mediante
su Verbo. En el Paraíso terrenal, construido de abajo arriba mediante
planos de ritmo circular, aparecen las señales de una vitalidad antinatural
en las rocas, en las plantas y en los animales de rara especie, que empiezan
a devorarse mutuamente.
Al fondo, cuatro fantásticas rocas de formas geométrico-abstractas
sirven de morada a los pájaros. Con respecto al cacto situado detrás
de Adán y considerado el árbol de la vida, Combe recuerda el del
paraíso de un grabado de
Liber chronicarum de Schedel [Koberger,
Nuremberg 1493]; Dvorák [1924], el de la
Huida a Egipto que grabó
Schongauer. La palmera con la serpiente enroscada es el árbol de la ciencia
del bien y del mal [Combe (recordando también el
Liber chronicarum)]
es decir, de los frutos tentadores que la mujer (los sentidos) ofrece al hombre
(la razón superior), según el
Ornato de las bodas espirituales de Ruysbroeck.
Entre los elementos alquímicos
[Combe] están el dragón de tres cabezas que sale del estanque y
el huevo rocoso, mansión de cuervos. El centro exacto de la composición
lo da la fuente de la vida, extraño monumento gótico
flamboyant qu
recuerda algunas concreciones del fondo marino, con su artilugio mineral-vegetal
(para Combe, tema herético de la vida sexuada de la materia): tiene en
lo alto la media luna (símbolo diabólico), en el centro del disco
de la base, un ojo con una lechuza acurrucada (para Bax [1956], alusión
sexual a la multiplicación de la especie; para Fraenger, el antiguo pájaro
de la sabiduría, como quería el padre Sigüenza).
Según
Fraenger, el disco, el ojo y la lechuza forman uno de los "puntos de concentración" usados
por los místicos para situarse en estado de
ascesis; además, indica
como fuente del paisaje de extraña materia de gemas una edición
de la
Carta de Alejandro a Aristóteles, de Eusebio. Este mundo
absurdo está resuelto con incomparable delicadeza de relaciones cromáticas,
con la bivalencia de pensamiento y de pintura típica del Bosco, que se
concreta en un continuo intercambio entre minuciosidad y síntesis, dureza
y transparencia, aceptación y condena de la belleza y del horror universal.
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