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Un
moai es una
estatua de piedra
monolítica de la
Isla de Pascua,
Chile, ubicada a 3.600
km al
oeste de su costa continental y 2.100 km de
Pitcairn de la
Polinesia Oriental, siendo una de las islas más lejanas de la Polinesia, encontrándose actualmente bajo la administración y soberanía chilena.
Los moais son el principal atractivo turístico de esta isla chilena, cuyos habitantes viven del turismo y la pesca.
Descripción e historiaLos más de 600 moais conocidos tallados por polinesios están distribuidos por toda la isla. La mayoría de ellos fueron labrados en
toba del
volcán Rano Raraku, donde quedan cerca de 400 moais más (397 exactamente) en diferentes fases de acabado. Todo indica que la cantera fue abandonada repentinamente, quedando estatuas a medio labrar en la
roca. Prácticamente todos los moais terminados fueron posteriormente derribados por los isleños nativos en el período siguiente al cese de la
construcción.
Los primeros navegantes europeos que a comienzos del
siglo XVIII llegaron a la
Isla de Pascua no pudieron creer lo que estaban viendo. En esa pequeña área de tierra, descubrieron cientos de estatuas enormes sobre la superficie de toda la isla.
Significado El significado de los moais es aún incierto, y hay muchas teorías en torno a estas estatuas. La más común de ellas es que las estatuas fueron talladas por los habitantes
polinesios de las islas hace al menos 500 años. Se cree que habrían sido representaciones de antepasados difuntos (como señales lapidarias) o quizá de personajes importantes vivos, además de símbolos de estatus familiar.
Construcción Se cree que montañas enteras fueron removidas para su creación. La roca volcánica fue cortada con facilidad, y rocas masivas que pesan miles de toneladas estaban tiradas en varios lugares donde no pudieron ser refinadas. Cientos de estatuas enormes, algunas de hasta 10 o 12
metros de altura y 50
toneladas de peso, han llegado hasta nuestros días. En un principio, estas estatuas
gigantes llevaban también unos
sombreros de piedra roja, llamados
pukao, que pesan más de 10 toneladas, y en ocasiones se encontraban muy lejos de las estatuas, aunque después debían ser levantados a la altura debida para colocarlos sobre las cabezas.
No sólo el tallado de cada estatua habría necesitado varios años de esfuerzo, sino que después debían ser trasportados por la isla hasta su ubicación definitiva. No se sabe exactamente cómo eran trasladados, pero es casi seguro que dicho proceso exigió el uso de
trineos o rodillos de
madera. Una segunda teoría apunta a que fueron movidos balanceándolos con cuerdas, aprovechando sus bases redondeadas para hacerlos avanzar "como un
refrigerador". Como respaldo a esa teoría están varias estatuas a medio construir que mostraban las características antes mencionadas.
Recientemente, se ha descubierto que en los huecos de los oculares se colocaban placas de coral a modo de ojos. Estos fueron retirados, destruidos, enterrados o arrojados al mar, en donde también se han localizado. Esto concuerda con la teoría que los mismos pobladores los rechazaron y derribaron. Asi mismo, se han encontrado tablillas (de madera con bordes redondeados de entre 25 y 50 centímetros) con inscripciones, simbolos y representaciones de animales, plantas y estrellas que aun no han sido descifradas, y a la que denominan «ko hau motu rongorongo», que significa «líneas de escritura para la recitación». (Didret).
Durante el verano del año 2000, un equipo arqueológico norteamericano descubrió pruebas que sugieren la utilización de maquinaria pesada en la isla hace siglos. El geólogo Charles M. Love y un equipo de 17 estudiantes excavaron secciones de las tres principales carreteras que sirvieron para transportar las estatuas gigantes. Parte de estas carreteras fue excavada originalmente en el lecho de roca de la isla, formado principalmente de roca volcánica de un tipo conocido como pahoehoe.
Curiosamente, las carreteras no son planas sino que su sección muestra una forma característica en "V" o "U". Su anchura media es de 3.5 metros y no son en absoluto una obra de ingeniería de poca monta. En algunos tramos, las carreteras están flanqueadas por líneas de rocas.
Pero quizá lo más sorprendente es que estas rocas no están simplemente colocadas allí, sino encajadas en agujeros tallados en el lecho de roca que forma el suelo de la isla. Un detalle relevante es que este tipo de agujeros se da en los tramos en los que la carretera discurre cuesta arriba. El Dr. Love especula con la posibilidad de que estos agujeros fueran colocados allí para acomodar algún tipo de mecanismo ideado para ayudar a mover las gigantescas cabezas de piedra y salvar desniveles que, de otra manera, requerirían un notable esfuerzo.
Estos agujeros, así como la curiosa forma en "V" de las carreteras nos indican que todavía tenemos mucho que aprender sobre el sistema que emplearon los nativos de la isla de Pascua para erigir sus misteriosos documentos.
Para más información ver Science Frontiers núm. 133 enero/febrero 2001, pág. 1 y Discovering Archaeology, volumen 2, núm. 12 diciembre2000, "The Easter Island Mystery" por Charles M. Love. (Didret)